Porqué Escribo

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Feliciano  Villafañe  Martín: Nací en el entonces viejo molino de Quintanadiez  de la vega (Palencia) el 29 de Mayo de 1937, hoy en parte...

jueves, 29 de noviembre de 2018

Yo no quiero flores


YO  NO  QUIERO  FLORES


Al empezar las vacaciones de verano y al terminar las mismas me encuentro por la carretera, en especial por las cunetas, postes o vallas, que se cuelgan o posan muchas coronas y ramos de flores; rosas de varios colores, narcisos, lirios, los cuales han costado un dinero. En algunos de los cuales se lee “quien nos dejó sin despedirse”, y en algunos incluso se puede ver fotos de esos mismos. Todo ello para identificar tanto el sitio como la persona que nos dejó, tanto las flores como las notas o fotos se marchitan, se caen y se pudren, sirviendo de abono en la cuneta junto a otra gran cantidad de inmundicia que se encuentra en ella. Si miramos, la cuneta se encuentra llena de mugre, tornillos, papeles, plásticos, vomitonas, meadas, escupitajos,  algunos animalillos que no respetaron el paso de peatones, sombreros de aquellos ilustres que se pasaron en la tasca y no les dio tiempo a volver a dejarlo en casa,  el paquete de el niño que arrojado por la ventanilla no se molesta la señora en posarlo en el contenedor,  pañuelos bordados y planchados y luego arrebujados  cargados de semen, arrojados por las ventanillas de los autos y últimamente en la primavera ya se ve también el resurgir de cantidad de semillas que se caen de los camiones cargados de forrajes, avenas locas alfalfa loca,  girasol, arveja y toda clase de semillas que se desprenden. Pero entre toda la suciedad que se encuentra en las cunetas por la primavera surgen cantidad de flores bonitas como el cardo azul, amapolas y margaritas.  Todas esas semillas que, sin que nadie las cuide, ellas solas apuestan por salir y ver la luz de esa primavera.  Por eso yo no quiero flores,  si es que me las merezco, prefiero las de la cuneta porque yo también soy una inmundicia en medio de este tropel de gente que, no sé si realmente sabemos dónde estamos o hacía donde caminamos; da igual la carretera, la cuneta, la mina, el mar, el desierto.
Prefiero que me acompañen las flores de la cuneta porque no se pagan y porque  las compradas seguramente  por muy bonitas que sean yo no las veré; bueno, no lo sé.    


              Resultado de imagen de Flores en la cuneta

EL  MOLI               

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