EL HUMOR DEL AÑO NUEVO
En este año 2014, por
casualidad y sin buscarlo, al final me encuentro con la mujer que en el año 2012,
sin conocerla, tuve una conversación con ella en la panadería de Tomás de Riaño.
Cuando estaban discutiendo esta y otras mujeres, de la matanza, en el anterior
escrito y dando el nombre ficticio de todas ellas a esta señora la definía como
Mariló. Pues bien, al encontrarme con dicha mujer, y después de un respetuoso
saludo, enseguida y sin dar tiempo a nada, me saca la conversación de que el
año pasado quedamos en juntarnos un día, que me tenía que contar muchas cosas
después de la conversación que tuvieron
las otras mujeres con ella y puedo decir que tan pronto cogió la palabra
ya no hubo forma de pararla.
Me dijo que tenía muchas
ganas de verme para seguir la conversación que, en aquel momento, y sin
conocernos dejamos; me dijo que ella vivía en una capital y que tenía una
familia y ha tenido que vivir en una capital por el trabajo, y que da gracias porque
tanto ellos como los hijos tienen esa suerte de tener un trabajo; pero me dijo
que vivió muchos años y muy malos en el
pueblo pero que estaba contenta, muy contenta en aquella casa pequeña y mala
pero muy halladora . Los tiempos cambiaron y ellos tuvieron que cambiar también
pero no por gusto o chulería, sino por obligación. Las circunstancias y el
trabajo le costaron mucho trabajo y lágrimas muchas. Salir del pueblo, allí nació, creció, estudió
en la escuela que entonces había por todos los pueblos; allí en aquel pueblo cuidó cantidad de vecerías,
vacas, ovejas y cabras, para en llegando a casa ayudar en las tareas de la
misma; limpiar, lavar la ropa, que entonces teníamos que ir a la presa porque no
había lavadoras, así como salir al campo,
sacar patatas, segar hierba, segar la corricasa y centenico que apenas daba para
tapar los agujeros de la casa, atropar la leña para el invierno, que entonces
si era invierno de verdad .Por entonces en todas las casas hacíamos
nuestras matanzas con nuestros animales;
cerdo, oveja, cabra, y se aprovechaba todo, y así fuimos saliendo poco a poco. En
ese momento la quisieron asomar las lágrimas pero sacó fuerzas y siguió su
relato.
Salió del pueblo pensando
en mejor vida y así fue, pero fue tan
difícil como antes. Llegó a la capital sin haber salido de casa, sin conocer a
nadie y primero vivió en una casa con derecho a cocina, o como entonces decían
con derecho a escándalo, según ella contaba: “Pues yo ponía mi cazuela al fuego
y como éramos tres en el rellano luego otra persona separaba la mía y ponía la
suya y entonces empezaba la gresca, las voces. En fin, pensando en mi humilde
casa aquello yo no lo podía aguantar”. Entonces decidieron coger un piso en
renta y tuvo que aprender las matemáticas que no aprendió en la escuela, tenía
que estirar el dinero. “Lo que no te puedes imaginar, así y con tres chavales: colegios,
comida, ropa, calzado y más y más, yo no sabía qué hacer.” El trabajo del
marido fue bien y ella fregando pisos y escaleras. Decidieron comprar un piso,
estaban mal y se pusieron peor, pero ya
los chavales empezaban a aprender un oficio y aunque ganaban lo justito para ir
andando, pues ya ayudaban algo, y así fuimos saliendo despacito, poco a poco. “
Lo que te digo es que mis lágrimas me costó salir del pueblo y creo que a todos
los que tuvimos que salir del pueblo nos costó lágrimas , aunque hablo con algunos de los que
venimos a pasar las vacaciones y me dicen: -A no, a mi no me costó lágrimas.-Pues
es mentira, se fanfarronean de que allí pufff…allí hay … allí tenemos… -Si aquí
estáis en el culo del mundo,- y como siento tanto el pueblo a alguno de estos
listillos les contesto: pues si tan bien
estáis allí a que venís aquí, si aquí no pregunta nadie por vosotros .”
“Yo.” Me dice la señora…”Y
los que venimos con fé y con cariño y añoramos el pueblo lo pasamos bien, estamos con la gente,
cooperamos si podemos en algo, procuramos ayudar si en algo somos útiles y
procuramos de dar los menos problemas posibles, que bastante hacen los pocos y
mayores que van quedando que conservan, cuidan y que además agradecen la visita.
Solo cuando marchamos los veraneantes y los pueblos se quedan en los mínimos
las gentes que quedan añoran este poco
tiempo que hemos estado aquí.”
Cuando esta mujer me dejó
meter baza, que mi trabajo me costó, la dije en plan de guasa y con buen humor:
” ¿Sabe una cosa? tengo un plan que no sé si lo aceptaran el resto de los que
quedamos en el pueblo y el plan es el siguiente:
Todos aquellos que no estén en
el pueblo de Octubre a Marzo se les cobrará una cuota de 20€ y con lo que se
recaude se hace una fiesta cuando lleguen el próximo año todos juntos ¿Qué le
parece ?. “ “-Me parece muy bien, pero ¿Quién cogerá ese dinero con la ristra
de chorizos que tenemos?.”
La señora después del largo
relato me dice: “me tengo que ir, pues salí de casa con la sola idea de dar un
paseo y nadie sabe por donde ando.
Me queda en la mente mucha
historia, espero que no tardemos tanto tiempo en vernos y poder seguir mi
relato.
El Moli
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