Porqué Escribo

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Feliciano  Villafañe  Martín: Nací en el entonces viejo molino de Quintanadiez  de la vega (Palencia) el 29 de Mayo de 1937, hoy en parte...

jueves, 17 de enero de 2019

El Humor del Año Nuevo (Segunda Parte)



                   EL HUMOR DEL AÑO  NUEVO

En este año 2014, por casualidad  y sin buscarlo, al final  me encuentro con la mujer que en el año 2012, sin conocerla, tuve una conversación con ella en la panadería de Tomás de Riaño. Cuando estaban discutiendo esta y otras mujeres, de la matanza, en el anterior escrito y dando el nombre ficticio de todas ellas a esta señora la definía como Mariló. Pues bien, al encontrarme con dicha mujer, y después de un respetuoso saludo, enseguida y sin dar tiempo a nada, me saca la conversación de que el año pasado quedamos en juntarnos un día, que me tenía que contar muchas cosas después de la conversación que tuvieron  las otras mujeres con ella y puedo decir que tan pronto cogió la palabra ya no hubo forma de pararla.
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Me dijo que tenía muchas ganas de verme para seguir la conversación que, en aquel momento, y sin conocernos dejamos; me dijo que ella vivía en una capital y que tenía una familia y ha tenido que vivir en una capital por el trabajo, y que da gracias porque tanto ellos como los hijos tienen esa suerte de tener un trabajo; pero me dijo que vivió muchos años  y muy malos en el pueblo pero que estaba contenta, muy contenta en aquella casa pequeña y mala pero muy halladora . Los tiempos cambiaron y ellos tuvieron que cambiar también pero no por gusto o chulería, sino por obligación. Las circunstancias y el trabajo le costaron mucho trabajo y lágrimas muchas.  Salir del pueblo, allí nació, creció, estudió en la escuela que entonces había por todos los pueblos; allí  en aquel pueblo cuidó cantidad de vecerías, vacas, ovejas y cabras, para en llegando a casa ayudar en las tareas de la misma; limpiar, lavar la ropa, que entonces teníamos que ir a la presa porque no había lavadoras,  así como salir al campo, sacar patatas, segar hierba, segar la corricasa y centenico que apenas daba para tapar los agujeros de la casa, atropar la leña para el invierno, que entonces si era invierno de verdad .Por entonces en todas las casas hacíamos nuestras  matanzas con nuestros animales; cerdo, oveja, cabra, y se aprovechaba todo, y así fuimos saliendo poco a poco. En ese momento la quisieron asomar las lágrimas pero sacó fuerzas y siguió su relato.


Salió del pueblo pensando en  mejor vida y así fue, pero fue tan difícil como antes. Llegó a la capital sin haber salido de casa, sin conocer a nadie y primero vivió en una casa con derecho a cocina, o como entonces decían con derecho a escándalo, según ella contaba: “Pues yo ponía mi cazuela al fuego y como éramos tres en el rellano luego otra persona separaba la mía y ponía la suya y entonces empezaba la gresca, las voces. En fin, pensando en mi humilde casa aquello yo no lo podía aguantar”. Entonces decidieron coger un piso en renta y tuvo que aprender las matemáticas que no aprendió en la escuela, tenía que estirar el dinero. “Lo que no te puedes imaginar, así y con tres chavales: colegios, comida, ropa, calzado y más y más, yo no sabía qué hacer.” El trabajo del marido fue bien y ella fregando pisos y escaleras. Decidieron comprar un piso, estaban mal y se pusieron peor,  pero ya los chavales empezaban a aprender un oficio y aunque ganaban lo justito para ir andando, pues ya ayudaban algo, y así fuimos saliendo despacito, poco a poco. “ Lo que te digo es que mis lágrimas me costó salir del pueblo y creo que a todos los que tuvimos que salir del pueblo nos costó  lágrimas , aunque hablo con algunos de los que venimos a pasar las vacaciones y me dicen: -A no, a mi no me costó lágrimas.-Pues es mentira, se fanfarronean de que allí pufff…allí hay … allí tenemos… -Si aquí estáis en el culo del mundo,- y como siento tanto el pueblo a alguno de estos listillos les contesto: pues si  tan bien estáis allí a que venís aquí, si aquí no pregunta nadie por vosotros .”
“Yo.” Me dice la señora…”Y los que venimos con fé y con cariño y añoramos el  pueblo lo pasamos bien, estamos con la gente, cooperamos si podemos en algo, procuramos ayudar si en algo somos útiles y procuramos de dar los menos problemas posibles, que bastante hacen los pocos y mayores que van quedando que conservan, cuidan y que además agradecen la visita. Solo cuando marchamos los veraneantes y los pueblos se quedan en los mínimos las gentes que quedan añoran este  poco tiempo que hemos estado aquí.”

Cuando esta mujer me dejó meter baza, que mi trabajo me costó, la dije en plan de guasa y con buen humor: ” ¿Sabe una cosa? tengo un plan que no sé si lo aceptaran el resto de los que quedamos en el pueblo y el plan es el siguiente:
Todos aquellos que no estén en el pueblo de Octubre a Marzo se les cobrará una cuota de 20€ y con lo que se recaude se hace una fiesta cuando lleguen el próximo año todos juntos ¿Qué le parece ?. “ “-Me parece muy bien, pero ¿Quién cogerá ese dinero con la ristra de chorizos que tenemos?.”

La señora después del largo relato me dice: “me tengo que ir, pues salí de casa con la sola idea de dar un paseo y nadie sabe por donde  ando.
Me queda en la mente mucha historia, espero que no tardemos tanto tiempo en vernos y poder seguir mi relato.


                                                        El Moli

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