Porqué Escribo

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Feliciano  Villafañe  Martín: Nací en el entonces viejo molino de Quintanadiez  de la vega (Palencia) el 29 de Mayo de 1937, hoy en parte...

jueves, 17 de enero de 2019

El Gocho y la Penicilina


Como en años anteriores y en llegando el tiempo frío maté un gocho, como de costumbre, y así lo seguiré haciendo mientras Dios me dé salud y las fuerzas me acompañen. De nuevo, al empezar a estazar, con la helada que había y buen fuego en la cocina, no se me ocurrió otra cosa que tirar un par de filéticos encima de las brasas que había dejado un buen tuco de roble , rojas como el rojo cereza estaban las brasas cuando los dejé caer con unas pocas piedras de sal encima, y tras pocos minutos pude saborear aquel trozo de carne, que con algunos trozos de brasa que se le habían pegado al sacarlo despedía un olorcillo que quien iba a pensar que salir de aquél animal. Quién iba a pensar que un animal que se cría en un sucio cubil tuviera un sabor tan exquisito.
Pensaba mientras estazaba que mis hijos y mis nietos al faltar nosotros, como otros muchos mayores, nunca volverían a hacer una cosa de estas. Unos porque no saben, otros por no mancharse y los terceros porque piensan que es una cosa de tiempos remotos y que hoy en día te lo venden en cualquier sitio. Eso sí  “¡Como el casero!” , te dicen. Y que, según estos terceros, son tan buenos o mejores que los que hacían nuestros antecesores. Yo, como prevención a mis nietos, ya les puse a dar a la máquina de los chorizos para que cuando pase algún tiempo puedan decir: “ Hice chorizos con mi abuelo “.
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Debo advertir que solo se hacen chorizos de estos cerdos, a los cuales podemos llamar caseros y que han recibido un trato excelente.  De esos otros cerdos, realmente cerdos indecentes,  jetas, caraduras, ladrones, sinvergüenzas, trapaceros y toda clase de faltas que se les pueda poner son pocas. De estos últimos no salen chorizos, solo materia podrida, pero sí sabría como hacerles chorizo.
Vuelvo al surco porque estos  indeseables me hacen perder el fervor en el escrito; Pues como les iba diciendo pocos ó ninguno de la juventud de ahora sabrá matar el gocho ni estazar para separar la carne de las costillas o de los huesos, compensar la carne o el tocino para hacer el chorizo , (componentes que llevan tanto el  chorizo como la morcilla) cómo se hace el adobo para la carne, cómo se preparan y salan los jamones o cómo se mete el lomo y chorizo en la olla de barro para poderlo comer antes de que vengan los falangistas; cómo se hacen las morcillas y las androjas, estas ya se pueden dar por perdidas aunque hoy en día aún se hacen en algunos sitios. Tampoco sabrán qué era el culo del gocho y para que lo usaban los carpinteros de entonces.
Cuanto hambre quito el gocho en los tiempos que pasaron ,y que poco caso se le quiere hacer cuando a cualquier trozo de él, desde el hocico hasta el rabo,  no se le puede hacer un desprecio. Todo es exquisito y todo es agradable, hasta su manteca,  que aunque tiene tanta grasa después de deshacerlo con los gerejitos que quedan se pueden hacer unas tortas con azúcar muy ricas y que en casa duran mucho tiempo sin ningún cuidado especial. Y debo advertir que el cerdo como cualquier otro alimento no tiene ningún inconveniente comiéndolo con modos. Unos torreznos cada quince días, chorizo lo mismo, jamón lo que se quiera pero siempre dejando un poco para el día siguiente, el cocido con todos sus ingredientes como mandan los sagrados cánones y por último démosle el trato que se merece, EXCELENCIA y, pensemos que el cerdo al igual que la penicilina cuanto hambre, miserias y enfermedades quitó en sus tiempos y aún hoy en día dichoso el que pueda, quiera o tenga la oportunidad de matar su gocho. Que lo haga aunque sea sin aturdir , valiente ZANGANADA .

NOTA INFORMATIVA en el día de hoy 10 de Diciembre de 2012 he podido ver tres jóvenes treintañeros, que por lo visto quieren dar vacaciones a las mujeres ya que estaban haciendo morcillas, chorizos y todo lo que implica la matanza. Debo decir que por lo que vi tenían buena limpieza y lo que tenían hecho además de tener buen olor tenía una pinta que yo pensaba: “si volvieran aquellos años jóvenes en que el colesterol en mi no existía me podía quedar para dar buena cuenta de su sabor”, y no cito los muchachos porque no vayamos hacer propaganda de ellos y luego tengan  tarea para no acabar muy bien. Chicos, seguid así y dad ejemplo.

                                                          EL   MOLI

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