RELATOS DE UN AUTOBUSERO
Fernando Fernández Portilla de la Reina (alias) “ Gallo “ Conductor de la empresa A L S A,
Entro a trabajar en la empresa en el año 1998, y después de 26 años trabajando en la línea de Portilla de la Reina a León aparte de los viajes a distintos puntos de España, ha logrado con su talante simpatizar con las diversas gentes de todos los estatus sociales, quedando atrás su juventud que como la de todos los jóvenes que en los años veinte nada se nos pone por delante, pero un día este simpático verbenero cruzó el puerto de San Glorio para asistir a la romería de Santo Toribio de Liébana y entre el jolgorio y la fiesta se encontró con una mujer que con el tiempo y la protección del cayado de este santo llegó a finalizar en matrimonio, esta mujer con pericia y su tesón logró serenar aquellos grillos que cantaban más de noche que de día, pero la juventud siempre fuimos así, hoy la juventud mira más lejos pero no ve de cerca. Esta mujer hoy tiene un pequeño negocio, casa de comidas de las caseras de siempre y al estilo de pueblo donde viven y criaron sus dos hijos, a los cuales conozco simpáticos y muy alegres por cierto, (Vendita sea la rama que al tronco sale) a grandes rasgos contada la historia de esta vida ya que para hacerla toda necesitaríamos varios periodistas para relatarla y no un junta letras como este servidor, y a continuación paso a contarles algunas de las muchas historias que estos conductores viven y observan cada día, salió este conductor como de costumbre de Portilla parando por diversas paradas hasta que al llegar al cruce de Gradefes para recoger viajeros y en ese pueblo aún sigue un convento de monjas que ahora se dedican a hacer pastas para sobre vivir ya que las jóvenes no las da por el convento, como todos los días sale alguna hermana al autobús para hacer o recoger encargos ese día de verano se subió una hermana para hacer el mandado con su habito blanco impoluto largos y amplios y al despedir al conductor como de costumbre al bajar con todo el cuidado del mundo para no manchar el atuendo y ya en el suelo el conductor dio la tecla que cierra la puerta y arrancó despacito a la vez que como de costumbre mira por el retrovisor por si alguien pudiera estar cerca del autobús y no causar accidente, observa que la monja que bajó del coche está en paños menores dejó su faldón enganchado en la puerta y la desnudo casi sin salir a la carretera, paro y salió haber que sucedía otras dos monjas la cubrían para no dar notoriedad ya que la monja ni cayó al suelo ni se lastimo solo fue el susto al desnudarla todo quedó en un susto y el conductor siguió su camino hacia León pensando lo que podía haber ocurrido si no se sueltan las ropas y la arrastra, al siguiente día y ya llegando al sitio del accidente pensaba en la reprimenda que le esperaba en la cual él no tenía culpa vio que le esperaban dos monjas siguió pensando en la reprimenda por el espectáculo de ayer subieron le saludaron y este un poco cabizbajo observo que en vez de hacerle una reprimenda le felicitaron primero por bajar e interesarse por ella y ayudar si era necesario y en segundo lugar deseándole que si en alguna ocasión tuviera un accidente que el más grave sea este y en tercer lugar le regalaron una caja de sus deliciosas pastas para que con ellas le pasara el susto también y que en sus oraciones de convento rezarían para que siempre esté protegido en la carretera. AMEN
EL MOLI
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