..
Como en otras fechas y nada más que
llegan las vacaciones ya sea semana santa, navidades o verano, tan pronto llega
al pueblo me llama para charlar un rato. Este verano me contó que ya les puso
en conocimiento a toda su familia, que se cogería unas vacaciones y que no sabía lo que durarían pues cansa de estar
en la casa atendiendo a toda la familia y los nietos. “-Quiero estar a mi aire
sin preocupaciones, sin prisas, sin colas, sin andar apretada por la acera, sin
ruidos de coches, ambulancias o helicópteros. Quiero salir de esta cárcel de la
capital y llegarme al pueblo para sentir el aire, el rio, el monte, las tardes
de verano cuando se pone el sol y nos sentamos para tomar el fresquillo de la
tarde. Así que les dije: no sé el tiempo que estaré, arreglaros como podáis.
Cuando
llegué al pueblo, ya por la tarde lo
primero saludar a familiares y amigos, que nos entretuvieron un poco como es
natural, por último pasé a saludar a mi vecina con la que tengo muy buena
amistad, pues es quien se preocupa de cuidar mi casa por si tuviera algún
problema. Ella se alegró mucho de vernos pero nosotros tanto y más de
encontrarla tan bien. Después de charlar un poco, comentando los mayores
pormenores nos despedimos, hasta mañana que si Dios quiere volveremos a vernos.
Al salir por la puerta mi vecina no tuvo otra ocurrencia, excelente por cierto que
regalarme unos huevos de sus gallinas que surcan el pueblo comiendo cantidad de
bichos y escarbando en el abono, y me regaló también un exquisito chorizo y dijo
en voz baja: así de frescos y naturales no
les come ningún ministro, cocínales con buen aceite y que no sea girasol, mañana me cuentas. Así lo
hice, llegué a casa y freí un par de huevos para cada uno y tres rajitas de un chorizo
preparado por ella, al saborear los huevos y el chorizo ahumado al estilo de
pueblo se vuelven a recordar aquellos años de la niñez, aquellos años en los
que solo nos llegaba el olor, y con él nos teníamos que conformar ya que no
había más. Después de una pequeña tertulia que tuvimos nosotros, acerca de cómo
encontramos el pueblo y las gentes nos fuimos a dormir, después del calor que nos había pegado todo el día…¡qué frescura en la cama!, qué silencio.
Dejé la ventana un poco abierta para que entrara el fresco y a la vez pude
notar que también entraba el olorcillo sincero de la hierba y las flores, solo
siento el canto de un grillo y con él me quedo dormida.
Por
la mañana siento el canto de un gallo y al despertar pienso: pero si estoy de
vacaciones. El gallo sigue su canto y yo
me aprovecho de su música porque no calla, una y otra vez, su quiquiriquí, son
las seis y media no tengo prisa pero no quiero dormirme, quiero seguir
escuchando lo que pasa fuera, y en esto, sobre el cable de la luz se posan unas
golondrinas que con su repiqueteo me están llevando a los años de mi niñez, cuando
nos llamaba mi padre y nos costaba tanto despertar, porque salía el ganado o
teníamos que llevar el almuerzo a los segadores. Ahora siento los tordos que vienen a visitar
el viejo cerezal, se pelean y sus graznidos me llegan y casi llego a
emocionarme pensando cuando tirábamos palos al cerezal para que cayeran las
cerezas, y marchábamos corriendo para que no nos pescara el tío Manuel. Ya
empieza a ser de día y me tengo que levantar pero lo a gustito que estoy… Mis
adentros me dicen que siga escuchando estos sonidos que tanto recuerdan mi
niñez, pero estoy de vacaciones, se oyen todos los bichos del pueblo: pardales,
jilgueros y de lejos se siente el quejido de un perro ay ay ay ay, se conoce
que se Ha metido en algún sitio que no le correspondía, ya todo en el pueblo es
algarabía, me tengo que levantar porque también tengo que hacer mis labores,
las que conlleva una casa; y tendré que salir a la tienda ver a mis amigas y amigos
para cambiar de impresiones con ellos ya que este año será diferente de otros,
ya que tenía que estar pendiente de todos, de ropas, lavado, cocina, este año
voy a disfrutar de este corto tiempo de vacaciones que después de muchos años
me voy a tomar. Ahora empezaré por hacer
la cocina, porque a mí me gusta guisoplear y hacer mis comidas a estilo de
pueblo como me enseñó mi madre, y limpiaré la casa a la vez que hago la comida,
y barreré el poco patio que tengo poner mis flores y tenerlo todo recogido y
limpio, y dentro de unos días cuando ya esté situada con todas las cosas en su sitio, prepararé unos
sublimes torreznos de esos que no pueden comer los ilustres, porque les sube el
colesterol y te invitaré.”
Entonces la contesté: “- Pues yo pondré el
vino, que aún me queda algún reserva, porque una copita después de todo esto
creo que no estará nada mal”, “-pues ya te avisaré para que vengas y pasar un
rato porque tengo cantidad de cosas que contarte, y creo que sean de gran
interés hasta luego.”
EL MOLI
No hay comentarios:
Publicar un comentario