Salí un día hacia Madrid para visitar a un familiar que terminaba de salir del hospital después de tres meses con el covid y me acompañaba un hijo ya que como tengo más de 80 y no concuerdo con los medios de comunicación ni mis pies resisten lo de antes, montamos en el ave y en nada pues en Madrid, al llegar me entraron ganas de mear y me dirigí hacia los servicios los cuales estaban con bastantes orinales colgados de la pared pues fíjate que yo medía de joven 1.80 pero ahora me ha pasado como al esparto que al mojarlo encoje, me puse en facha y dirección y casi no llegaba al orinal y me puse en posición de combate y pensé pero estos cabrones que ponen estos cuencos como son o cuanto miden porque yo casi no llego pero en fin en un minuto todo resuelto, pero es cierto que a estas alturas de edad y algo más jóvenes debe de andarse con cuidado porque la potencia del chorrito ya no es la misma que la que cuando íbamos a la escuela que no había váter en ningún sitio y llegábamos al callejón y allí cada cual haber quien llegaba más lejos o estirabas la piel y hacías balsa apretabas y a mojar a otro, pues os cuento que llegó un padre con un chavalito papá me hago pipi y como no alcanzaba le dijo papi me aúpas que no llego y mientras meaba le comentaba ¿Por qué no tienen banquetas para subir los niños? Entonces cuando salí del cuarto de máquinas pensaba quien serán los arquitectos aparejadores ilustres internautas cachondos fontaneros hijos de la gran fontanería que sitúan estos apara tejos a estas alturas pero si os diré que en algún sitio me he tenido que estirar para dirigir el chorrito al centro y poder encestar en buena forma, pero también algunos paisanos que lo pasan mal para llegar y algo queda fuera y lo que no pues al cubo de la limpieza que se encontraba cerca y después de algunos cagátos y entre dientes y al terminar la faena dijo que se jodan, en algunos sitios aún se conservan los mingitorios de paneles que separaban un poco las intimidades y el decoro del actuante ahora no les ponen por ahorrar.
Al día siguiente de estar en Madrid salimos para dar una vuelta ya que yo soy de pueblo y en la capital lo menos posible, salimos y después de andar un buen rato y ver varias cosas de las muchas que tiene la capital pues como siempre nos pasa que tenemos que pasar a un bar para vaciar la bimba y así lo hicimos pedimos un café y pasé al servicio cual no sería mi sorpresa que al entrar me tuve que girar de lado para poder cerrar la puerta la cual al cerrar rascaba sobre el váter yo pensaba cuanto mejor en el campo todo terreno mío, ya de vuelta en el ave que casi no te da tiempo a nada pensaba yo como lo intentaría una mujer que viajaba en el mismo vagón que nosotros y que llevaba un abrigo de piel hasta media pierna con una gran bufanda y su bolso lo cogería todo de un brazado quitar el refajo aflojar el justillo subir los farandales y luego acomodarse en el aparato que muchas veces deja bastante que desear, ya cuando llegué a casa dije vendito sea Dios que grande es el pueblo y que poca importancia le damos. Ya lo dijo aquel señor hace muchos años
DICHOSO DE AQUEL QUE HUYE DEL MUNDANAL RUIDO
EL MOLI
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