Hoy les contare la historia que hace unos días en conversación con varias gentes pude sacar mis conclusiones, un señor afirmaba en conversación que en aquellos años de dificultades y en que en los pueblos las personas se ayudaban mutuamente, cierto día salían con la vecera de vacas dos señores a los que les tocaba según las normas del pueblo, a los cuales les pondré nombre uno Luis y el otro Mariano, una vez puesto el ganado en careo cada cual se pusieron en sitio para conducir a la vecera por el mejor sitio para que pastaran, llegando a una valleja donde el ganado pacía muy placida mente, mirando el sol uno de ellos Luis dijo, ya será hora de comer, a lo que el compañero Mariano sacaba del bolsillo un reloj, como no era muy de costumbre llevar reloj ya que poca gente lo tenía Luis asombrado le pregunto ¿Dónde lo compraste? Me lo trajo el sobrino de África que vino con permiso de la mili, ¿Cuánto le costó? 125 pesetas, Luis le miró varias veces y le dijo a Mariano me le vendes y a ti que te triga otro la próxima vez que vuelva, después de varios racaneos llegaron a un acuerdo, pero Luis le dijo no te le puedo pagar todo ahora pero te lo pagare poco a poco cuando pueda, así quedaron y le dio el reloj y cuando llego a casa le dio ya 5 pesetas para empezar el pago, así le fue pagando buenamente cuando podía, Luis enfermó y en la enfermedad le dijo a la hija que aún le quedaba por pagar a Mariano 35 pesetas que cuando pudiera si él muriera se lo pagara, con la enfermedad Luis murió y Mariano lo sintió porque siempre se llevaron bien pero no se preocupo si le debía algo o nada el tiempo pasó y cuando la hija pudo tener algún dinero obedeciendo las órdenes del padre, un día se llegó a la casa de Mariano y le dijo: mire cuando mi padre murió me dejó muy encargado que le pagara lo que le debía del reloj, perdóneme porque no he podido antes , sin acabar de hablar la mujer Mariano la dijo que no lo tuvo nunca en cuenta y que no se lo cobraba porque eran cuentas nuestras, y que lo gastara en lo que quisiera o en misas si es que sirven para algo la mujer muy agradecida volvió para casa sin olvidar el comportamiento de Mariano, pasado algún tiempo este hombre tiene un accidente con un tractor de esos que vinieron por los pueblos después de dejar el sudor por los campos de castilla, y Mariano tuvo que pedir ayuda a la hija de Luis para que le ayudara en ese momento, ella sin poner ningún pero le ayudo en todo lo posible durante el tiempo que fue necesario haciendo las cosas con mucho gusto y sin poner en ningún momento mala cara o mal humor cuando llegó el tiempo de que ya Mariano se defendía y podía ya hacer las labores que de continuo llevan los trabajos de los pueblos la dijo a la mujer que ya se defendía y que ya solo le quedaba pagarla el tiempo que había estado ayudándole, y quiso darla dinero para pagarla su trabajo en ese tiempo pero esta se negó y le dijo que si en aquel momento a ella no la quiso el dinero que le debía, en este momento está también pagado esto, la mujer le dijo que si en aquel momento él les ayudó en este momento le pago con la misma moneda siguió para casa y las familias siguieron muy unidas siempre.
Aunque Mariano era más pudiente que la hija de Luis pero esta demostró que el dinero de nada vale si no tenemos un buen comportamiento con las personas con las que convivimos o nos rodean.
Esta historia es de un pueblo de esta montaña de Riaño y no quiero dar nombres porque algunos ya no están y otros quizá no sepan la historia o no quieran que sus nombres aparezcan en ningún sitio.
Hoy en día esas familias se siguen llevando muy bien.
Intuición: la necesidad hace amistades, la avaricia destruye al personaje
EL MOLI
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